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Haz lo que amas, sigue tu vocación, no renuncies a ella aún cuando el sistema te quiera encarrilar por vías y paisajes que no son parte de tu camino. Hay vida detrás del prestigio, la inmediatez, las remuneraciones abultadas y el status social. Sigue tu vocación, pero sin olvidar nunca que la dignidad en un trabajo no se fundamenta en lo que se hace sino en cómo y con quién se hace.
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Haz lo que amas, ama lo que haces, hazlo en actitud de servicio y ligero de equipaje!
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Ama lo que haces, si quieres sentirte “cocreador” no puedes olvidarte de que en cada trabajo que llevas adelante va una parte de ti. La chapuza es el ámbito de quien renuncia a ver el trabajo como un ámbito de realización para reducirlo a un ámbito de subsistencia, y hay tanta gente subsistiendo y durante tantas horas al día... Siéntete cocreador desde tu aportación, creativa o no, innovadora o no, pero cocreador.
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Hazlo en actitud de servicio, no dejes de luchar por transformar el poder en servicio. Servir no es lo mismo que ser servil, no dejes de preguntarte ¿a quién servimos con lo que sabemos? ¿a quién servimos con lo que hacemos? El aprender a servir te habilita para la cooperación, para la ayuda mutua, para crecer en equipo, para no sentirte imprescindible y, también, para hacer frente a lo injusto, a lo que oprime, a lo que discrimina. Sirve para hacer posible experiencias económicas transformadoras.
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Ve ligero de equipaje, no reduzcas el mundo del trabajo a un mundo de seguridades. ¡Arriesga! Pero no para ganar más, para subir más, para alcanzar mayores cotas de poder; arriesga para derrumbar los muros de las fábricas y de las oficinas de modo que a ellas también llegue la solidaridad. ¡Arriesga! Pero no para implantar ciegamente los dogmas de una economía que no quiere hablar de rostros; arriesga para que el rostro de los últimos siempre tengan un hueco en tu experiencia laboral. Arriesga, en definitiva, para que tu trabajo sea un ámbito que, cada día más, te ayude a crecer como persona.
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